Está en cuclillas señalando la
esquina de una baldosa rota donde hay un puñado de tierra y flores. Son flores
muy, muy pequeñitas. Corta una y me la regala. Es realmente hermosa la chiquita.
Es como una versión diminuta de una margarita, diez de esas –pienso- caben en
una moneda de diez centavos. Ella está contenta, está sonriendo, está –como
siempre- asombrada de la belleza cotidiana.
Y no. Yo no la había visto.
(Sobre y para Nadia Villanueva)
"Verónica y la montaña" - Nadia Villanueva |
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