3 de julio de 2011

Woody Allen y la edad de oro de la Magia

Acabo de ver “Midnight in Paris” y tener esa sensación de película. Esa de cuando uno entra en un sueño y siente pena o le choca salir de nuevo a la calle, a la vida real. Más aún en una película como esta donde, justamente, los sueños, los deseos, la realidad y el pasado se mezclan.

Viéndola no pude dejar de pensar, como siempre lo hago, en mi época dorada de la Magia. Una Edad que es bastante ficticia porque abarca por lo menos dos períodos y no me importa ya que lo interesante de soñar es, justamente, que no se tiene que ser lógico.

Giré la cabeza y pude ver a Leipzig en el cine con su sombrero entre las piernas, arrojando las cartas dentro mientras practicaba sus “seconds”, inmediatamente oí la inconfundible voz de Malini, prácticamente gritando, mientras hacía las Cartas Clavadas en el salón de un hotel rodeado de una burguesía espantada y encantada con su particular charme ; me acodé a la barra para tomar un whisky con Paul Rosini antes que empezara su segunda vuelta; estuve cuando sacaron la fotografía de Vernon en smoking en esa mesa del night club con su mujer poniendo cara de asombrada; ví a Benson haciendo su rutina de psicoanalista y lo ví de cerquita a Cardini cuando se acomodaba el monóculo.

La mejor época pensé. Pero después reflexioné, cursimente influenciado por la inmediatez de la película de Woody allen, que esta época de ahora no está tan mal después de todo.

Digo: poder ver ‘Shadows’, “The Red Ball” y el contrabajo y la rutina de cigarrillos de Teller en vivo en el Río de Las Vegas; a Copperfield haciendo “Flying” en el Gran Rex, a René Lavand tantas y tantas veces; haber conversado hasta la madrugada con Jim Steinmeyer, sentir que todo está dicho o hecho o pensado cuando se lo ve a Tamariz actuar, es algo que sin dudas alguien, en un futuro, soñará con poder haberlo hecho y nosotros pudimos. Soñará con una Edad de Oro que nosotros estamos viviendo y que la integran también Lance Burton, Siegfried and Roy, Ricky Jay, Max Maven, y todos los que ustedes saben y están pensando ahora.

Los tenemos a todos estos en vivo, en contemporaneidad –al menos- y a todos los anteriores en libros, artículos, recuerdos y algún que otro film. Como “Midnight in Paris” que, por si no se los dije todavía, recomiendo ir a ver.

Quizás les haga pensar en Magia, como a mí.

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