Muchos de ustedes habrán visto la película "El Ilusionista" (2006) de Neil Burger donde Edward Norton, en el papel de Eisenheim, realiza el "Naranjero Fantástico" de Robert Houdin. Claro, lo hace en versión cinematográfica.
Yo no sé para ustedes, pero para mí no hay nada más hermoso que la versión mecánica de la ilusión. Bajo ningún punto de vista puede compararse, a mi criterio, el impacto poético de la versión original. Posiblemente, ahora que lo pienso un poquito, lo que refuerce esa belleza poética, es el alma humana que la envuelve: es una máquina, sí, pero hecha por el hombre, engranaje por engranaje, pensada pieza a pieza, hecha por sus manos. Allí, en esa certeza de "artificio" del autómata aparece su alma, su arte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario