Cómo les dije, Juan Esteban Varela, gran mago y amigo chileno, posee una sensibilidad y gusto por la poesía enriquecedor. Es lindo pasar tiempo con él, se tienen buenas conversaciones, se la pasa muy bien. En Mendoza, yendo de una finca a la otra (en el encuentro que tuvimos con Steinmeyer que ya les contaré) le pregunté cuáles eran sus poetas favoritos chilenos. Casi sin dudarlo mencionó a Enrique Lihn, recitó algunos versos y en especial me hizo prestar atención a un breve poema llamado "Kandinsky 1904". El poema es mágico, es imposible. Se desvanece, a medida que va siendo.
La relación de unas cosas con otras
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