 Fue de muy grata lectura el libro de Peter Warlock y Eric Lewis “P.T.Selbit – Magical Innovator”.  En él se describe la vida de Selbit haciendo hincapié en todos sus  grandes inventos que, de una manera u otra, han marcado un antes y un  después en la historia de las grandes ilusiones. Es sorprendente ver  cuántos efectos que todavía siguen realizándose fueron inventados por él  pero, sobretodo, advertir que fue a partir de él que se transformó en  cliché victimizar a las asistentes. Todo esto comenzó con “Sawing  Through a Woman”, es decir “Cortando a Través de una Mujer” (aunque  según hemos visto antes, ya Walter Jeans había preparado el efecto ”The  Death of Cora” en el que se sometía a una asistente a una cama con púas  en una estructura suspendida sobre ella).
Fue de muy grata lectura el libro de Peter Warlock y Eric Lewis “P.T.Selbit – Magical Innovator”.  En él se describe la vida de Selbit haciendo hincapié en todos sus  grandes inventos que, de una manera u otra, han marcado un antes y un  después en la historia de las grandes ilusiones. Es sorprendente ver  cuántos efectos que todavía siguen realizándose fueron inventados por él  pero, sobretodo, advertir que fue a partir de él que se transformó en  cliché victimizar a las asistentes. Todo esto comenzó con “Sawing  Through a Woman”, es decir “Cortando a Través de una Mujer” (aunque  según hemos visto antes, ya Walter Jeans había preparado el efecto ”The  Death of Cora” en el que se sometía a una asistente a una cama con púas  en una estructura suspendida sobre ella).Es importante remarcar que este no es el efecto en donde se corta y se divide a la mujer en dos. En realidad, Selbit presentaba el efecto como “Sólido a Través de Sólido”. Su asistente entraba a escena y la colocaban dentro de una caja. Inmediatamente un comité de espectadores revisaba una serie de cuerdas que ataban a sus tobillos y muñecas y que hacían pasar por unas perforaciones que tenía la caja para tal fin. A continuación, los ayudantes cerraban la caja y los espectadores tiraban de las cuerdas manteniendo firme a la mujer dentro de ella.
  Selbit, tomaba  una plancha de acero y recalcando el tema del ‘sólido a través de  sólido’, la atravesaba de arriba abajo por el centro de la caja.  Inmediatamente tomaba otras dos planchas y atravesaba del mismo modo  sendos  extremos de la caja. A  continuación, tomaba dos planchas más y las introducía por los  laterales: una a la altura del cuello y la otra a la altura de las  rodillas. Haciendo gala de la proeza, Selbit acentuaba el efecto  aclarando en cuántas partes había sido dividido el cuerpo utilizando,  para ello, una cajita de madera del tamaño de una de cigarros y  colocándola encima de cada sección.
   Para el final, el gran climax. Un  asistente traía un serrucho de ‘dos manos’ y con la ayuda de Selbit  comenzaban a cortar por el centro de la caja. Ésta no era de cartón ni  de madera balsa, sino de duro pino, con lo que el sonido del serrucho  cortando era estremecedor. La conmoción aumentaba cuanto más cerca  estaba la hoja del cuerpo de la asistente; el serrucho bajaba y bajaba  hasta que completamente cortaba la caja. Los espectadores seguían  sosteniendo la soga haciéndose evidente que Jan seguía allí y, de alguna  manera, sintiéndose parte del atentado.
De inmediato, los ayudantes quitaban las cuchillas de metal y, de a poco, desplazaban las mitades de la caja para comprobar que Jan estaba intacta.
Fue Horace Goldin quien, habiéndose enterado del éxito de Selbit con este efecto, se apresuró a crear su versión para que cuando el mago inglés viniera a América ya no fuera una sorpresa serruchar a una mujer. Goldin logró su cometido y desarrolló su versión “Sawing a Woman in Halves”, es decir “Cortando una mujer en Mitades”. Aquí sí, la mujer era serrada y dividida en dos para luego ser reconstruida. Ya no era un efecto de ‘sólido a través de sólido’ sino de ‘corte y restauración’ con toda la carga simbólica que suponía estar cortando a una mujer.
Volviendo al libro debo decir que es, como los otros que he leído de estos autores, un volumen con información de primera mano (ambos vieron trabajar a Selbit por ejemplo) y no muy difundida lo que lo hace verdaderamente valioso. Sin embargo, la concentración en la información y la escasez de anécdotas, así como la prosa elegida, hacen desear un poco más de colorido en la obra.

 
 
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