"Los vi y trabajé con ellos varias veces, pero sólo he hablado en profundidad dos o tres veces" nos dijo Jim Steinmeyer en Mendoza. "Particularmente recuerdo una charla que tuvimos en el camarín luego de la función en el Mirage. Quería saber qué opinaban de Kalanag, que para mí siempre había sido alguien de poco carisma, una especie de tío regordete que hacía magia".
Siegfried (de Siegfried and Roy, claro) le respondió entonces.
-"Te voy a contar algo. Cuando era chico, Alemania estaba devastada por la guerra. El frío era insoportable y el abrigo escaseaba. Era impensable tener, por ejemplo, un tapado de piel. Ni aún teniendo el dinero era posible comprarlo, no existía. Los autos se contaban con los dedos de la mano y para tomar un helado yo tenía que trabajar y juntar monedas.
En ese contexto llega Kalanag a mi ciudad. Su mujer se paseaba con un tapado de piel de diva, al escenario subía un flamante auto 0km que hacía desaparecer y, en uno de sus efectos más memorables, hacía aparecer helados que regalaba a los chicos de la platea.
¿Y me preguntas si era buen mago?"
En ese contexto llega Kalanag a mi ciudad. Su mujer se paseaba con un tapado de piel de diva, al escenario subía un flamante auto 0km que hacía desaparecer y, en uno de sus efectos más memorables, hacía aparecer helados que regalaba a los chicos de la platea.
¿Y me preguntas si era buen mago?"
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